Crónica Jornada IV Temporada 2019/20 – Rugby Aranda vs Quijote Rugby Club

 

«En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acor…» ¿La Mancha? Quería decir Burgos, y del nombre claro que me acuerdo, Aranda de Duero, donde nos enfrentamos por primera vez en nuestra historia al Quijote RC. Rival directo que traía un bagaje bastante destacado, ganando a rivales como Toledo o Jabatos. Mientras tanto, el XV local llevaba una convocatoria de garantías y casi sin bajas.

Daba comienzo el partido y hasta en la grada se escuchaba el sonido de los primeros choques. Ya desde la primera jugada, todos los allí reunidos entendieron que aquello no iba a ser un simple partido: aquello sería solo la primera parte de un gran choque de colosos que se volverán a ver la caras en un segundo partido en Illescas con total seguridad. Se sucedían las fases tanto de locales como de visitantes y, cuando uno de los dos equipos conseguía acercarse a 22, parecía que las ansias y los nervios les llevaban a cometer algún error y a perder la posesión.

Pero en una acción aislada, el ala arandino se consiguió zafar de su defensor directo y puso la directa para terminar ensayando de manera agónica con hasta 3 defensores rivales que le cazaron una milésima de segundo tarde. Primera marca del partido, que asombrosamente transformó Óscar en una posición cuanto menos complicada en el carril entre 5 y touch: 7-0. A partir de este momento le tocaría sufrir a los de cielo y vino más de lo querido. El XV visitante, empezó una oleada de ataques que únicamente conseguían frenar los de azul con golpes de castigo lo cual cada vez les metía más en su 22. Lo único que dio un poco de oxígeno fueron las touches, las cuales conseguían robar y mediante el pie, alejar la presión. Al filo del descanso, el equipo manchego conseguiría el preciado bote y en un golpe rápido en 5, su apertura consiguió zambullirse dentro de la zona de marca, aunque la transformación no llegó, lo que permitió a los locales ir al descanso con una ventaja de 2 puntos.

La segunda parte continuó con un guión parecido al final de la primera, los de blanco y rosa chocando e impactando contra una férrea defensa arandina. Aunque en un momento de lucidez local, después de efectuar varias fases sin encontrar más premio que avanzar algunos metros, un error rival nos dio la oportunidad de sumar 3 puntos que darían algo de oxígeno y el pie de Óscar no falló. 10-5 y todavía 25 minutos de infarto por delante y de repente, milagro, un balón suelto, termina en manos de Óscar, que con una carrera imposible de imaginar después del desgaste sufrido plantaba bajo palos consiguiendo así la transformación. Un marcador que parecía que nos hacía ver la luz, nos daba la tranquilidad, fue la calma antes de la tormenta. Un lance del juego dejaba 3 amarilla, dos de azules y una para blancos, habría que empujar hasta con el alma para aguantar esto. Aunque los visitantes, después de un dudoso ensayo que no se dio por válido y por lo tanto terminó con melé a 5, aprovecharon para conseguir 5 puntos que hacían temblar a los locales, más todavía cuando transformaban ese ensayo, 17-12 y 10 minutos no aptos para cardiacos. Y otro momento de tensión en el juego volvía ha sacar a pasear las tarjetas amarillas con una víctima para cada bando, no podía haber más tensión. Última jugada, melé para el Quijote, tensión, heridas, desgaste, todo ello unido en una última oportunidad de ensayar. «Crouch», «Bind», «Set», se introduce el balón y como caído del cielo, un pie ribereño talona perfectamente robando el balón y Omar, en una posición desconocida para el, saca el balón del campo con una patada y final, final, final

Un 17-12 que había costado demasiado, se había sufrido y nos deja un solo pensamiento, la vuelta va a ser muy dura, habrá que prepararse muy bien

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