Llegaba la mañana del sábado y sonaban tambores de guerra, tambores que se escuchaban desde la colosal remontada a San Isidro la semana pasada. Era nuestro dia, llevábamos esperando este momento toda la temporada. 1 partido que tenía que ser una 1 victoria. Los jugadores los sabían, estaban mentalizados, y en el autobús de ida se podía rasgar la tensión del ambiente.
Llegamos al campo de batalla (Orcasitas) pronto, muy pronto y todo para estar dentro del partido desde el minuto 1. Y así fué, sonó el pitido inicial y los 10 primero minutos que solemos utilizar para tantear y entrar al 100% no nos hicieron falta. El primer balón que salió de un ruck, terminó en manos de la línea, que fácilmente encontró un hueco en la defensa. El XV arandino había olido sangre, el equipo visitante parecía algo dormido y no aprovecharlo era subestimar al rival. Los 20 primeros minutos fueron arrolladores, tanto que llevábamos un marcador de 0-24 que no hacía justicia a un equipo que empataba a puntos en la clasificación con nosotros. El CAU iba a despertar y necesitábamos coger el mayor colchón posible. Duro contratiempo cuando en un intervalo de 2 minutos, recibimos la primera marca en contra y además nuestro máximo anotador tuvo que abandonar el campo por lesión. El XV local había despertado, había encontrado la forma de anotar y tampoco lo iba a desaprovechar. Tanto es así que ensayaron una segunda vez forzaron una expulsión temporal por falta reiterada del equipo y estuvieron a dos metros de conseguir el tercer ensayo, pero un retenido dejaba coger aire al equipo de la Ribera. Nos fuimos al descanso en el mejor momento de juego del equipo morado y en el peor momento del equipo cielo y vino con un marcador de 10-24.
Tocaba analizar que estaba pasando, porque, un partido que estaba ganado, empezaba a escaparse. Teníamos que volver a nuestro juego a la mano, dejar de reírse balones, jugar con cabeza. Y como si de un dejavu se tratase, salimos al segundo tiempo directamente a ensayar, recordando a la gesta de la semana pasada. Pero esto no estaba ni mucho menos acabado, los dos equipos conocian al 100% sus puntos fuertes aquella tarde y la victoria se la iba a llevar el que mejor los aplicase. Así que comenzó otro partido diferente una lucha de colosos donde primero golpearía el XV local, volviendo a ajustar el marcador. Pero 2 escapadas heroicas de nuestro zaguero, entrenador y pilar fundamental en lo que es hoy en día RUGBY ARANDA, cerraron el partido y nos permitió llevarnos la victoria a casa.
Pitido final, intercambio de miradas entre compañeros, una grada coreando el nombre del ganador, aplausos,…
Lo habíamos conseguido, lo que el año pasado parecía imposible, y a principio de temporada complicado, lo habíamos logrado y además por la puerta grande.
Enorme nuestro rival el sábado por la tarde, que nos puso contra las cuerdas en mucho momentos, pero el equipo visitante se supo sobreponer y mantener esa ventaja de los primeros minutos. Sin la cual, otra historia bien distinta podríamos estar contando ahora mismo.
Para rematar un gran día, un gran Tercer Tiempo ofrecido por el CAU Metropolitano y una vuelta a casa en el Bus cuya crónica quedará en la intimidad del vestuario.
Aúpa RugbyAranda!
