Este fin de semana nos tocaba jugar contra un ya conocido CRC, contra el que ya hemos jugado varios partidos en nuestra corta pero intensa andadura en el Rugby Madrileño. Se podría decir que, por el conocimiento mutuo, eso era tan buenas como malas noticias…
Empezaba un partido con el clásico tanteo con el pie que nos caracteriza, probando sus espaldas, lo que nos confirmó que por estas acciones no íbamos a sacar mucho petróleo: jugadores veteranos que suplen la falta de juventud con una colocación casi perfecta, no iban a dejarnos tomar ese camino. Así que fuimos a la batalla con la lucha de delanteras, choque tras choque, daban uno por uno sus tarjetas de presentación y animaban a no pasar por su zona tanto en los visitantes como en los locales.
Y de repente, apareciendo de debajo del campo, porque nadie le vio, apareció Dani en una escapada por el alta, para abrir la lata con transformación incluida por parte de César. No duró mucho la alegría del XV Arandino, con una reacción casi inmediata del equipo amarillo y azul, para encauzar fase tras fase, y terminar devolviendo en ensayo bajo palos. Esta reacción del conjunto local fue definitiva, y mantuvo contra las cuerdas a los de cielo y vino durante más de 20 minutos.
Pero de nuevo, un balón recuperado y movido con electricidad por medio de la línea, terminaría en una escapada de César, que posaría el balón in extremis en una zona muy escorada, sin casi opciones de transformar. Volvíamos a golpear, pero también volvíamos a encajar otro ensayo y éste también transformado, 14-12, que ponía al CRC por delante por primera vez en el partido. Eso sí, el equipo Ribereño supo volver a encontrar su juego en la línea, y antes de concluir el primer acto, Raúl rompió su línea defensiva y ensayó a placer, para terminar 14-19.
Comenzó la segunda parte, y parecía que por fín, después de una primera parte dormidos, sin encontrar nuestro juego, despertó la bestia arandina y empezó a golpear. 3 ensayos prácticamente seguidos nos daban la razón y demostraban nuestra superioridad por las alas acrecentada por la labor de la delantera que aguantó el tipo y golpeaba tan fuerte entre 15 y 15, agrupando al rival. La segunda parte tuvo un color plenamente azul y vino, donde en los minutos finales se confiaron y regalaron un par de marcas. Pero un resultado de 46-24 dejaba clara la superioridad en el segundo tramo, con visión ya más clara de dónde estaban los puntos débiles del rival.
Toca seguir trabajando en defensa, donde todavía seguimos teniendo fallos y espacios que el año pasado no hacía falta defender: con la subida de categoría este año hay que trabajarlos.
Nos vemos la semana que viene frente a Tres Cantos «B»!!