Crónica II Trofeo Diputación

 

Tras una temporada regular que se podría calificar como perfecta, llegaba el momento de colocar la guinda. 343 días habían pasado y aún teníamos las ganas intactas por alzarnos con el trofeo diputación de Burgos. El año pasado se escapó de nuestras manos por muy poco y tras el ascenso a la máxima categoría de nuestro rival, el UBU, con su correspondiente aumento de nivel en todas sus categorías, no lo ponía sencillo.

Llegó el día marcado en el calendario y allí estaban los dos equipos, uno a cada lado del césped. A primera vista se veía una clara diferencia, en torno a 30 jugadores gualdinegros calentando, frente a unos ajustados 18 jugadores ribereños. Pero si algo ha caracterizado al equipo Cielo y Vino está temporada, es su fuerza de voluntad y capacidad de salir airoso de situaciones adversas. Pitido inicial y el caos es el primer y único dueño del balón durante los primeros minutos, balones robados, descontrol y los nervios a flor de piel. Pero al final siempre hay un equipo que se adapta mejor a la situación en un primer momento y los aparejadores entendieron antes el juego, transformando esa ventaja en 2 ensayos y una transformación. Un equipo joven, con técnica, conocimiento de juego y muchos pulmones, frente a un equipo con garra y algo más de experiencia. El XV de la Ribera encontró en esa experiencia su partido, descubrió un punto débil y dejarlo pasar sería de necios. Y así fue, igualó en número de ensayos, pero los locales consiguieron trasformar las dos marcas por lo que se marcharon al banquillo con una renta mínima de dos puntos. Mitad de tiempo y rugby Aranda había golpeado donde más duele, remontando un resultado al borde del descanso. Era el mejor momento arandino y parecía que el viento soplaria a nuestro favor en el momento de reanudar el partido, pero habíamos subestimado a nuestro rival. Nada más comenzar el segundo tiempo, los gold blacks golpearon y dejaron claras las intenciones de querer revalidar el título. Y no sería un solo golpe, se marcharían hasta de 8 puntos, colocando un resultado de 14 – 22. ¿Que ocurría?, habíamos encontrado la clave del partido, pero el descanso había vuelto a dar alas a los visitantes. Cambio de mentalidad y de jugadores en el cuadro local, donde el aire fresco dio un punto más de velocidad en las limpiezas de ruck y salidas de balón que se tradujeron en dos ensayos muy seguidos que volvían a dar la vuelta al marcador. Y a partir de ese momento, el XV ribereño no dejó escapar esa ventaja. Quedaban menos de 20 minutos y estaba al alcance de nuestra mano, una mala decisión nos podía condenar, aunque no fue así, y el conjunto cielo y vino confirmó la victoria aumentando hasta los 36 puntos su marcador. Pitido final y el equipo local consigue alzarse con la victoria confirmando así la gran temporada realizada.

Precioso partido el que se vivió la tarde del sábado tanto para los espectadores como para jugadores, viendo como los dos equipos se dejaron el alma en el campo. Solo queda agradecer a nuestros vecinos la visita y confirmarles que tenemos intención de quedarnos con el trofeo en casa unos cuantos años.

 

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